En mi primer viaje a China (Agosto de 2002) no hablaba chino. Bueno, eso no es del todo cierto. Creo que podría contar hasta tres: Yi – Er – San. Y al final de las dos semanas, tal vez sabía cómo decir hola (Ni Hao) y adiós (Zaijian), pero no mucho más.
Lo que me salvó en el primer viaje y lo que me ayudó bastante el año siguiente cuando me mudé a China fue un pequeño libro de frases creado especialmente para misioneros. Este libro de frases sirvió de dos formas básicas. Uno puede intentar leer las palabras (generalmente con una mala pronunciación), o si no puede señalar la frase en cuestión y dejar que la otra persona (China) lea las palabras. Esta última opción sirvió bien en muchísimas ocasiones para pedir comidas, comprar boletos, registrarse en hoteles, etc. Incluso había una sección en la parte posterior con frases “evangelicas”, oraciones como «Jesús es el Salvador del mundo».
Pero a principios de 2003, como estaba planeando estar en China por un año, y sabiendo que no sería capaz de articular el Evangelio (o hablar mucho de cualquier cosa, en realidad) sin aprender el idioma, me sumergí en realmente estudiar Chino mandarín.
La mejor forma de describir mi método de aprendizaje es con la palabra «inmersión». Nunca estudié en una universidad, aunque nuestro pequeño equipo pasó un par de semanas con una profesora de mandarín taiwanés que nos enseñó principalmente en la pronunciación correcta. Mentiría si dijera que esto no fue una gran ayuda. De hecho, todavía utilizo algunos de los ejercicios que ella nos enseñó con mis propios hijos.
Más allá de eso, sin embargo, simplemente estudié por mi cuenta mientras viajaba por China, atravesando el país (¡más de 120 ciudades!). Aprendí a hablar, escuchar (comprender) y leer chino (usando la Biblia, un diccionario, mapas, menus, letreros) “naturalmente” de esa manera, charlando con personas en todas partes (incluso con gente de la calle en la madrugada) y estudiando en cada momento libre posible (autobuses, trenes, restaurantes, hoteles, el baño), a veces a altas horas de la noche y con tanta intensidad que me dolía el cerebro.
Supongo que realmente depende de la persona. Probablemente hay muchos que no pudieron aprender chino como yo lo hice, pero hay otros que tal vez aprenderán mucho más rápido en este estilo inmersivo (uno podría agregar «obsesivo») en vez de estudiar en una escuela.
Una de las mayores ventajas de este método es que desde el principio ya puedes pasar mucho tiempo conversando con personas reales, incluso entre los grupos étnicos menos alcanzados. En otras palabras, no sólo puedes comenzar a aprender el idioma, sino también comenzar a compartir el Evangelio de alguna manera.
Como dije antes, depende de la persona.
Pero le pido al Señor que más personas sigan mi ejemplo y salten al fondo de la piscina.
Dos cosas mas:
Aunque “mi método” tal vez no sea para todos, tengo un par de recomendaciones para todos los estudiantes de chino:
Primero, oblíguese a buscar palabras en un diccionario chino real en vez de usar un diccionario electrónico. La experiencia de aprender a reconocer los caracteres y buscar interminablemente el ‘radical’ correcto y luego hojear miles de símbolos en busca del exacto que estás tratando de localizar es una inmersión suficiente para hacer que el cerebro duela y lanzarte a un mundo donde tu cabeza “nada” en una mar chinesa. Los diccionarios electrónicos son demasiado fáciles (yo opino). Sin dolor no hay ganancia. Tome un diccionario junto con una Biblia, un mapa o un menú (o camine por las calles mirando las señales), luego sumérjase en la lectura en chino. ¡Y no olvide intentar usar palabras nuevas en sus conversaciones habladas!
Segundo, estudie «Pinyin», ¡pero como una herramienta para ayudar a dominar el chino escrito! El chino es tan rico y el Pinyin se limita a transmitir esa riqueza. Conocer a los mismos caracteres chinos es muy gratificante y útil para comprender realmente el idioma. Ahora que sé leer los caracteres, odio leer algo escrito sólo en Pinyin, porque se hace difícil entender el contexto. Sería como leerespañolsinespaciosnipuntuación. No es imposible, pero no se siente natural. ¡Los símbolos chinos dicen mucho más! No haga de Pinyin un sustituto del aprendizaje de la lectura de caracteres chinos reales.
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